En los momentos difíciles se descubre quien está mas cerca de tu alma, de tu corazón. No hay obligación de estar. Nuestro corazón nos dice qué hacer. Sólo hay que escucharlo y no dejarte llevar ni por la razón, ni por el miedo. Son momentos únicos qué si los dejas pasar, jamás podrás recuperar. Impulsos directos del corazón y del alma qué se ven gratificados con ese abrazo interminable del que te recibe cómo si te fueras a ir para siempre, del que te besa con el dulzor que sólo da el verdadero amor.
Respiro y dejo pasar el tiempo, y con la vista atrás, dice el poeta que se ve la huella que no se ha de volver a pisar... La mente no sabe de huellas ni de caminos; y como si de una película se tratase rebobinamos una y otra vez pensando en ese impulso que tuvimos o en eso que dejamos de tener...
Pero el momento fue el momento; y la vida pasa y todo cambia; y ahora estamos en otro momento. Y lo qué tenga que ser será, y de nada vale ya echar la vista atrás.
Seis meses muy difíciles. Seis meses sin abrazos y sin besos. Seis meses sin consejos. Seis meses deseando que vuelvas. Seis meses de soledad acompañada. Seis meses de saber quien es quien y de quien no estuvo es que no debería de estar.
Medio año en que en cada momento he aprendido qué todo pasa en un momento y que lo que pasa en ese momento no tiene vuelta atrás, porque ese momento es único y los abrazos y los besos no se pueden repetir. Porque las palabras ya no tienen el mismo sentido. Porque el sabor se agría o se endulza pero se digiere en ese momento. Porque la caricia te sorprende en un momento.
Y la vida pasa y nada será igual que hace un momento.
Sin rencores ni reproches, la vida dice que los momentos son lo único de este viaje con fecha de inicio y de fin incierto con los que reír o llorar.