Y despertó, tomó un vaso de leche con galletas, se lavo los dientes y la cara. Se vistió. Guardo sus cosas en el bolso y comprobó que todos los accesorios de la cámara estuvieran en la mochila. Se puso la cazadora, cogió todo sin olvidarse del trípode y cerrando la puerta de la casa se fue hacia el coche. Programó el GPS. Sabía el camino y no creía que se perdiera si fallara el Google Maps. No solía hacer distancias largas. Conducir sola más de cien kilómetros era uno de aquellos retos que se había propuesto. Puso la radio y emprendió el viaje. Era fácil. Una hora por autopista. Se sentía bien. Estaba siendo la mujer que hacía muchos años dejó de ser.
Un cuaderno de lo que soy, de aquí, de allá, de muchos lugares y de mucha gente. Experiencias, aficiones, pensamiento y otras muchas cosas.
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Sheila Lumen
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Guau, creo que ya puedes escribir una novela
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