El 24 de octubre, Carmen Alborch, se fue dejando tras de sí, la historia y la obra de una mujer con una trayectoria diferente a los ejemplos que teníamos las mujeres de los años noventa, y que por aquel entonces comenzábamos a sumergirnos en política militando activamente en el "partido", en el "sindicato" y en el recién creado Consejo de la Juventud.
Recuerdo que tanto ella, como Cristina Almeida, fueron mis referentes como prototipo de mujer que se habían hecho un gran hueco entre tanto hombre que presumiendo de progre, aún arrastraban pensamientos y maneras de la España oscura. Sin olvidar a Dolores ya muerta y que no sé por qué la veía como la abuela que no conocí, luchadora e incansable, con voz de mando.

Muchos nombres de mujer: Cristina, Ana, Clement, María José, Sara, Lourdes, Pili, Mariena y tantos otros nombres que la lista se haría interminable. De cualquier forma todas ellas; las que se quedaron, las que cambiaron o las que nunca estuvieron aún estando; a todas ellas, y por supuesto a mi madre que caminó siempre adelante, debo ser la mujer que hoy soy.
Y diréis por qué comienzo hablando de Carmen Alborch y llegó hasta mi madre; pues porque desde mi estantería, el libro que hoy me ha llamado pidiéndome que abriera sus páginas es "Solas" escrito por Carmen Alborch en 1999. Y en la página al azar, por la que lo he abierto, habla de nuestros recursos y capacidades y de la confianza que debemos tener en nosotras mismas para fortalecernos y hacernos más poderosas después de haber caído en una crisis psicológica por haber interiorizado nuestros fracasos...
Tras una serie de circunstancias sobrevenidas por el simple hecho de estar viva y viviendo, me he sentido fracasada, perdiendo la capacidad de soñar y las ganas de pelear. Son días de recuperar la fantasía, de quitarle miedo a la realidad y ponerle color a la vida. Porque también nos enseña a poner el freno de mano y aparcar nuestra mente durante un tiempo para poder plantearnos el resto del camino.
Quiero desde aquí enviar el recuerdo a todas las mujeres de mi vida. Las mujeres de mi propia familia que conocí y las que no pero que conocí su historia. Las mujeres de las que tuve ocasión de aprender escuchándolas atentamente en sus intervenciones, las que tuve ocasión de compartir momentos de la historia y de nuestra propia historia. A todas ellas doy las gracias por haber pasado por mi vida dejando un trocito de ellas en mí.
Os recomiendo la lectura de "Solas"
Una obra audaz y diferente que rompe estereotipos y que concluye que vivir sola no es estar sola. Desde su vivencia, pero sin olvidar que formamos parte de una cultura y de una historia particular, nos habla de los profundos cambios que han sufrido las mujeres educadas para ser, sobre todo, esposas y madres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario