El invierno es, sin duda, la mejor de las estaciones del año para pasear por Mallorca. La isla luce en estas fechas un verde desconocido por aquellos que la han visitado en verano, salpicado del blanco de los almendros en flor. Hace frío para bañarse, pero se puede disfrutar de las mañanas soleadas, paseando por cualquiera de las sendas costeras o de interior. Las terrazas de los bares, en los pueblos de interior, invitan a sentarse disfrutando del devenir de la vida isleña.
Para los que vivimos aquí, es el tiempo de disfrutar de la isla, sin la saturación que el turismo provoca en los meses estivales. La circulación es fluida y los trayectos se hacen amenos. Puede que te encuentres lugares desolados por la ausencia de veraneantes, pero sin duda el paisaje merece la pena disfrutar de este otro tipo de escena isleña.
Hacía algunos años que no visitaba la zona por la que hoy hemos paseado, una de mis preferidas.
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Faro de la Colonia de Sant Jordi |
Desde Montuïri, en la comarca de la Pla de Mallorca y fundado como pueblo real en año el 1300 según la Carta de Poblament del rey Jaime II de Mallorca; pusimos rumbo a la Colonia de Sant Jordi. Viviendo en el interior de la isla, se añora el olor a Mediterráneo y el azul del mar. Hoy queríamos disfrutar del mar. En el sureste de Mallorca, la Colonia de Sant Jordi, era un pequeño pueblo pesquero tradicional, hoy es una localidad vacacional que aún guarda el sabor del turismo de los que vivimos en la isla. Situado casi en la punta más al sur de la isla, en el municipio de Ses Salines, los antiguos romanos lo valoraban por su producción de sal. Tiene algunas de las playas más emblemáticas de la isla, como son Es Trenc (aunque perteneciente a Campos), Es Dolç y Es Carbó, extensas, con fina arena, aguas cristalinas y azules.

De la Colonia de Sant Jordi nos fuimos a tomar una café a Santany. Hacía tiempo, Vega, había colgado una foto en el facebook de un lugar con muy buena pinta que invitaba a pasar el tiempo con un libro y un té. Dicen que la curiosidad mató al gato y allí que nos fuimos en busca de la imagen que había visto en la red. Lo encontramos a la primera gracias a San Google, aunque no tenía pérdida. Sa Botiga es restaurante, café, bar, bistro. Si no estas acostumbrado, te extrañará ver que todas las pizarras y carteles estan en alemán. No obstante, el idioma no fue impedimento para entrar y tomar el café deseado. Un camarero con acento italiano nos atendió en un correcto castellano. Estaba claro que el local esta enfocado al turismo de alto standing que habita por la zona tanto en invierno como en verano. El precio de los cafés (cortado y café con leche) confirmó nuestra sospecha, 4,80€ no es el precio que pagamos cada día en los bares habituales.
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Santany. |
Santanyí es el municipio situado más al sur de Mallorca. Limita con los municipios de Ses Salines, Campos y Felanitx, además de tener 35 kilómetros de litoral. Dentro de su territorio se encuentra el Cabo de ses Salines, el extremo más meridional de la isla, alejado unos ciento cincuenta km. de la costa africana. Sus núcleos de población son once: La Costa, s’Alqueria Blanca, Cala Santanyí, Calonge, es Llombards, Cala Llombards, Son Moja, Cala Figuera, Portopetro, Cala d’Or y es Cap des Moro. Santanyí se encuentra a 56 kilómetros por carretera de Palma. Santany ha sido uno de tantos pueblos de Mallorca que ha visto incrementada la oferta de turismo interior. Sus edificaciones son típicamente mallorquinas en el centro urbano, en los alrededores pueden verse variedad de casas de campo y chalets.

El resto de la tarde podría haber transcurrido en Cala LLombars, pero el cielo amenazaba tormenta y la compra semanal del sábado nos estaba esperando.
Sin duda esta zona de Mallorca merece que la descubras.
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